En mayo de 2024, el Mar de Japón fue escenario de un fenómeno inesperado: marejadas de más de cinco metros golpearon sus costas sin que hubiera un tifón a la vista. Nada en los pronósticos anunciaba algo fuera de lo común. Y, sin embargo, ocurrió: puertos paralizados, defensas costeras colapsadas, operaciones detenidas. Un episodio que no fue aislado… y que empieza a repetirse en otras partes del mundo.
Figura 1. Oleaje anómalo rompiendo contra una infraestructura costera urbana
¿Estamos presenciando un cambio en la forma de comportarse del océano? Todo indica que sí.
🌐 ¿Qué está cambiando allá afuera?
Los océanos están rompiendo patrones que antes parecían estables. Hoy vemos más seguido lo que algunos llaman oleajes fantasma: trenes de olas que viajan miles de kilómetros sin que un ciclón sea el responsable directo.
Y aunque el fenómeno es complejo, hay señales claras que ayudan a entenderlo:
- Corrientes marinas desordenadas:
Corrientes oceánicas como el Kuroshio —el equivalente japonés de la Corriente del Golfo— están mostrando signos de debilitamiento o desplazamiento. Esto modifica la trayectoria y energía de las olas, alterando regiones enteras. - Vientos que ya no siguen las reglas de antes:
El evento de El Niño 2023–2024 provocó un reacomodo en los sistemas de viento del Pacífico, generando oleajes prolongados y en direcciones poco comunes. El resultado: más energía marina en zonas inesperadas. - Oleajes que viajan sin aviso:
Trenes de olas con gran energía están llegando a las costas sin que haya una tormenta activa en la región. No son visibles en los satélites como un ciclón tradicional, pero su impacto puede ser igual de severo.
Figura 2. Rompeolas de concreto rediseñados en Japón tras eventos extremos
¿Y México? Ya lo estamos viendo
No hay que ir tan lejos para encontrar ejemplos. Manzanillo, Lázaro Cárdenas, Mazatlán… todos han reportado cierres temporales por oleajes que no estaban en el radar. Zonas industriales han sufrido erosión en lugares que antes no presentaban riesgos. Incluso, desarrollos turísticos han perdido franjas de playa que no estaban contempladas en los diseños originales.
Estos impactos ya no son raros. Son advertencias.
¿Qué hacemos desde Tecnoceano?
En nuestro equipo no esperamos a que el mar nos grite para empezar a escuchar. Simulamos escenarios que consideran esta nueva realidad.
- Modelación avanzada:
Usamos herramientas como SWAN, Delft3D-WAVE y Flexible Mesh para simular cómo se propaga el oleaje desde su origen hasta su llegada a la costa. Estos modelos permiten incorporar variables como el viento, la batimetría y los efectos de El Niño, ajustando los cálculos según condiciones reales o futuras. - Diseño que se adapta:
Hoy no basta con calcular una altura de ola promedio. Diseñamos infraestructuras con márgenes de respuesta más amplios, capaces de resistir condiciones que no siguen un solo patrón. En otras palabras: no hay una única tormenta a la que prepararse. - Monitoreo en tiempo real:
Integramos sensores, boyas y datos satelitales que alimentan nuestros modelos constantemente. Esto nos permite ajustar predicciones, emitir alertas y anticiparnos, no reaccionar tarde.
Un caso que inspira: Corea del Sur
Tras los daños sufridos en rediseñó por completo sus defensas costeras. ¿Cómo lo hicieron? Con modelación numérica tridimensional, simulando oleajes extremos sin fuente ciclónica, y construyendo estructuras en ángulo que disiparan mejor la energía del mar. La clave no fue sólo reforzar: fue repensar.
Figura 3. Zonas turísticas en Corea del Sur expuestas a oleajes sin aviso
En Tecnoceano ya estamos aplicando esta metodología en zonas industriales del Pacífico mexicano. Porque lo que ocurrió allá puede —y está comenzando a— pasar aquí.
No todos los golpes vienen con nombre
No todas las amenazas tienen categoría 5 ni se forman frente a nuestras narices. Algunas llegan en silencio, cruzando océanos sin dejar huella en el radar. Y cuando lo hacen, el daño puede ser igual de profundo.
Si queremos proteger nuestras costas, tenemos que mirar más allá del pronóstico de tormentas. Diseñar con flexibilidad, modelar lo inesperado y actuar antes de que el mar vuelva a sorprendernos.
ELABORADO POR: MARÍA CARMEN ESPINOSA, WILLIAM ABARCA Y COSETTE KNAPP.