El océano, como regulador climático global, desempeña un papel crucial en la formación e intensificación de tormentas tropicales y huracanes. En los últimos años, los cambios en las corrientes oceánicas, junto con el calentamiento de la superficie marina, han llevado a tormentas más intensas y devastadoras, afectando a las comunidades costeras y a los ecosistemas marinos.
Las corrientes oceánicas, como la corriente del Golfo, la corriente de California y las circulaciones locales del Caribe y el Pacífico, son fundamentales para el transporte de calor a lo largo del planeta. Este calor acumulado en la superficie marina actúa como “combustible” para las tormentas, permitiendo que estas ganen fuerza rápidamente.
Un ejemplo claro de lo anterior fue lo ocurrido en 2023 con el huracán Otis, este alcanzó la categoría 5 en un tiempo récord debido al calentamiento inusual de las aguas en el Pacífico frente a las costas de Guerrero. Este fenómeno, exacerbado por cambios en las corrientes locales, generó impactos devastadores en Acapulco, dejando miles de viviendas destruidas y afectando gravemente la economía local.
El cambio climático no solo intensifica las tormentas, sino que también prolonga las temporadas de huracanes, aumentando la exposición y vulnerabilidad de las zonas costeras. Además:
- Daños a ecosistemas clave: Los arrecifes de coral y los manglares, que actúan como barreras naturales contra las marejadas ciclónicas, están bajo presión debido al aumento de la temperatura del agua, la acidificación de los océanos y la contaminación.
- Aumento del nivel del mar: Este fenómeno amplifica los riesgos de inundaciones costeras y erosión, comprometiendo la infraestructura turística y las comunidades locales.
- Alteración de patrones climáticos: Cambios en las corrientes oceánicas influyen en la trayectoria y duración de las tormentas, haciendo más impredecible su comportamiento y dificultando las medidas preventivas.
Figura 1. Paso de huracán por costas del Caribe Mexicano
Por su parte, Tecnoceano lidera iniciativas de modelación numérica para analizar cómo los cambios en las corrientes afectan las costas mexicanas. Estos modelos permiten predecir con mayor precisión el impacto de tormentas y huracanes en términos de oleajes, marejadas y erosión costera.
Figura 2. Mediciones de campo, imagen de la izquierda, preparación de equipo para batimetría, imagen derecha instalación de equipo ADCP, para medición de corrientes.
La comprensión del océano y sus dinámicas es esencial para reducir los impactos del cambio climático. Gobiernos, empresas y comunidades deben colaborar en el diseño de estrategias que no solo mitiguen los riesgos, sino que también promuevan la resiliencia y la conservación de los océanos como recursos vitales para el equilibrio climático global.
Invertir en investigación, restauración ambiental y tecnología avanzada garantizará la protección de nuestras costas, los ecosistemas marinos y las generaciones futuras.
ELABORADO POR: MARÍA CARMEN ESPINOSA, WILLIAM ABARCA Y COSETTE KNAPP.