Inundaciones en zonas urbanas y ribereñas: ¿qué tan preparados estamos?

Inundaciones en zonas urbanas y ribereñas: ¿qué tan preparados estamos?
Fuente editorial: Arquitectura Viva – Parque Represo Colosio en Heroica Nogales. Fotografía del Parque El Represo en Nogales, diseñada por Taller Capital, publicada por la revista Arquitectura Viva. Fotografía de Rafael Gamo.

Imagina una ciudad que siempre se hace más grande. Se están construyendo más edificios de gran altura, aparecen nuevas carreteras y los puntos de la naturaleza se están volviendo raros. Todo parece indicar el progreso. El agua también sigue un camino. Si lo molestamos, intenta rutas alternativas, lo que lleva a grandes problemas.

Las inundaciones representan una de las amenazas naturales más frecuentes y devastadoras en todo el mundo. La combinación de fenómenos meteorológicos extremos, urbanización descontrolada y sistemas de drenaje insuficientes ha incrementado la vulnerabilidad de muchas regiones, tanto urbanas como rurales. Entender la hidrología terrestre y evaluar la eficacia de los sistemas de drenaje es decisivo para mitigar estos riesgos.

 

Figura 1. Afectaciones por inundaciones en zonas urbanas

Cada vez que se acerca la temporada de lluvias, tenemos el miedo de que tan fuertes llegarán este año, y si nuestra vivienda o ciudad está preparada para aguantar esos grandes volúmenes de agua que caerán del cielo, y este temor nace por lo que hemos visto en los últimos años. Resulta que, en agosto del 2024, en Chalco, municipio del Estado de México quedó prácticamente bajo el agua después de unas lluvias torrenciales que no dieron tregua. Los ríos se desbordaron y más de 500 viviendas terminaron inundadas y muchas familias no pudieron ni salir de sus casas. Imagínate el caos: calles convertidas en ríos, muebles flotando y la desesperación de la gente tratando de salvar lo poco que podía.

Cuando pensábamos que ya habíamos visto suficiente agua, en octubre de 2024 llegó la Tormenta Tropical Nadine como para recordarnos que las lluvias extremas no son cuento. Veracruz, Chiapas y Oaxaca fueron los más afectados. Más de 3,400 casas dañadas, ríos desbordados y hasta deslaves que se llevaron todo a su paso.

¿Recuerdas del Huracán Nora en 2021? En Puerto Vallarta, el río Cuale se llevó un puente entero y muchas zonas quedaron completamente anegadas.

Figura 2. Drenajes colapsados.

Factores que aumentan el riesgo de inundaciones

Las inundaciones son cada vez más frecuentes y devastadoras. Y no es casualidad. Existen factores interconectados que agravan este problema y que, si no se atienden, seguirán cobrando un precio alto en vidas, bienes y desarrollo.

La urbanización descontrolada

El crecimiento urbano en zonas vulnerables ha sido un error costoso. Cada calle pavimentada, cada estacionamiento de concreto y cada edificio sin planeación adecuada reducen la capacidad del suelo para absorber agua. Lo que antes se filtraba de manera natural, ahora corre sin control, aumentando la escorrentía y saturando drenajes que no fueron diseñados para manejar semejantes volúmenes de agua.

Drenajes colapsados.

Un drenaje sin mantenimiento es un desastre en espera. Muchas ciudades cuentan con sistemas obsoletos, diseñados para condiciones climáticas que ya no existen. Cuando las lluvias llegan, los drenajes colapsan, agravados por la acumulación de basura y escombros. El resultado: calles intransitables, viviendas anegadas y caos en cada tormenta.

El cambio climático: tormentas más fuertes y frecuentes

Si antes las lluvias intensas eran eventos aislados, hoy en día son cada vez más comunes. El cambio climático ha elevado la temperatura del océano y alterado los patrones meteorológicos, provocando tormentas más intensas y prolongadas. Huracanes, tormentas tropicales y lluvias torrenciales han pasado de ser excepciones para convertirse en amenazas recurrentes que superan la capacidad de cualquier infraestructura urbana mal diseñada.

¿El resultado? Ciudades enteras luchando contra el agua, sistemas de drenaje colapsados y comunidades vulnerables pagando las consecuencias de una mala planificación.

¿Hay solución?

Claro que sí, pero requiere un cambio de mentalidad. Durante demasiado tiempo, las ciudades han crecido bajo una lógica de expansión acelerada, priorizando la construcción sobre la planificación ambiental. Cada calle pavimentada sin un sistema de absorción adecuado y cada área verde reemplazada por concreto nos acerca más a la próxima inundación.

La clave está en apostar por un desarrollo urbano sostenible, donde la ciudad conviva con el agua en lugar de luchar contra ella. Algunas estrategias clave se mencionan a continuación:

Infraestructura verde: aprovechar la naturaleza en la ciudad

Parques inundables, techos verdes y pavimentos permeables son soluciones efectivas que permiten la filtración del agua en el subsuelo, reduciendo la carga sobre los drenajes tradicionales. Países como los Países Bajos, China y Colombia han implementado con éxito el concepto de “ciudades esponja”, diseñadas para absorber grandes cantidades de lluvia y mitigar inundaciones.

Modernización de los sistemas de drenaje: pensar a larga plazo

No basta con limpiar alcantarillas antes de la temporada de lluvias. Es necesario rediseñar los drenajes para los nuevos escenarios climáticos: ampliar su capacidad, construir reservorios subterráneos y optimizar la captación de agua para su reutilización en riego y servicios urbanos.

Restauración de ecosistemas naturales de infiltración

Humedales, ríos y manglares actúan como esponjas naturales que regulan el flujo del agua y previenen inundaciones. Restaurar y proteger estos entornos es una estrategia clave. En las ciudades, esto puede traducirse en la recuperación de ríos entubados, la creación de zonas de amortiguamiento y la integración de vegetación nativa en la planificación urbana.

Planificación urbana con enfoque en el agua

Las ciudades deben crecer con inteligencia. Construir en zonas de riesgo sin estrategias de manejo del agua es condenarse a futuros desastres. Gobiernos, desarrolladores inmobiliarios y ciudadanos deben trabajar juntos para que cada nuevo proyecto contemple soluciones hídricas efectivas. Un futuro donde el agua fluya con orden.

Si algo es seguro, es que la lluvia no va a dejar de caer… pero podemos decidir si queremos que fluya con orden o se convierta en desastre. Invertir en infraestructura sostenible y cambiar la forma en que gestionamos el agua en nuestras ciudades no solo reducirá el riesgo de inundaciones, sino que también mejorará la calidad de vida, optimizará el uso del recurso hídrico y fortalecerá nuestra resiliencia ante el cambio climático.

Un ejemplo exitoso de este enfoque es el Parque El Represo, ubicado en Nogales, Sonora, México, el cual ha sido transformado en un parque inundable que funciona como infraestructura de captación pluvial. Este espacio urbano fue diseñado para recolectar y almacenar agua de lluvia durante eventos extremos, evitando que las calles y zonas habitacionales cercanas se inunden. Además de cumplir una función hidrológica vital, El Represo también ofrece a la comunidad un espacio público con áreas verdes, andadores y zonas recreativas, demostrando que es posible combinar funcionalidad hidráulica con beneficios sociales y ambientales. Este tipo de proyectos muestran cómo la planificación urbana con enfoque en el agua puede ser efectiva, estética y resiliente.

 

Figura 3. Parque inundable El Represo de Nogales, Sonora, México. Fuente oficial: Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). Imagen cortesía de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), publicada en el sitio oficial del Gobierno de México sobre el reconocimiento internacional otorgado al Parque El Represo en Nogales, Sonora.

 

El agua no tiene por qué ser un enemigo. Si la ciudad aprende a adaptarse,
la lluvia dejará de ser sinónimo de caos y se convertirá en un recurso bien gestionado.
La pregunta es: ¿estamos listos para ese cambio?

 

 

ELABORADO POR: MARÍA CARMEN ESPINOSA, WILLIAM ABARCA Y COSETTE KNAPP.