Años atrás, científicos advirtieron que si el Ártico se descongela liberará el metano acumulado en el hielo, lo que aceleraría el calentamiento global. Ahora en Siberia ya hay indicios de este fenómeno, las capas de hielo se están descongelando a una velocidad mayor a la esperada; un equipo de investigadores rusos dirigido por Igor Semiletov y la geoquímica Natalia Shakhova, detectó que las concentraciones de metano en el agua están 100 veces por encima de lo considerado como normal.
El gas proviene del material orgánico que quedó atrapado hace miles de años en las capas de escombro y tierra que integran el permafrost Ártico, la capa de hielo que ha existido por milenios y que, hasta el momento, había estado congelada. El fenómeno se puede observar a simple vista, ya que las columnas de gas metano procedentes del fondo del mar ascienden en forma de burbujas que atraviesan el agua para liberarse en la atmósfera.
Este escape masivo de metano se debe a que el permafrost se está derritiendo, debido a que la temperatura de las aguas del Ártico ha aumentado de forma considerable en la última década y, de acuerdo con mediciones recientes, actualmente está poco más de un grado por encima de lo habitual. Los científicos estiman que tan solo la plataforma siberiana resguarda alrededor de 1,400 billones de toneladas de metano.
La liberación del 1% del gas sería suficiente para acelerar el calentamiento global porque, en palabras de Igor Semiletov, el metano es un gas de efecto invernadero extremadamente poderoso. Se calcula que su potencial impacto en el calentamiento del planeta es 21 veces superior al del dióxido de carbono, lo que significa que una tonelada de metano es suficiente para provocar el mismo daño que generaría la quema de 21 toneladas de combustible fósil.
“Por su tamaño, los depósitos de metano que existen en el Ártico solo se pueden comparar con los depósitos de combustible fósil”, explica James White, geoquímico de la Universidad de Colorado, Estados Unidos.
“Pero en este caso, es como tener un suministro de carbón, petróleo y gas natural que no podemos controlar”, añadió.
Estudios realizados en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, indican que el metano no dejará de liberarse en el norte del planeta, debido a que las aguas del océano Ártico seguirán calentándose y el hielo polar no parará de derretirse. Peter Wadhams, miembro de la comunidad científica de esa universidad, pronostica que en el verano del 2016 el mundo habrá de presenciar en el Polo Norte un paisaje nuevo y aterrador: el de un Ártico con escaso hielo.
Stephen Salter, reconocido como el genio al que se le ocurrió aprovechar la energía mecánica del movimiento de las olas del mar para producir electricidad, tiene una posible solución para revertir la liberación de metano. Su idea es construir entre 150 y 200 torres de bombeo de agua de mar que permitan crear más nubes y, al mismo tiempo, blanquear las ya existentes en el horizonte, con el fin de reflejar los rayos del sol y evitar que el calor se acumule en las aguas del océano. Y así producir niebla de gotitas de agua muy finas, como las de un pulverizador, para que se unan al vapor de agua existente en la atmósfera y crear nubes más densas.
La tecnología funcionaría con fuentes de energía renovable, como la eólica, y el costo promedio de cada torre podría reducirse hasta 300,000 dólares. De conseguirlo, Salter sería el primer creador de nubes y el salvador del Ártico.