Los huracanes son eventos climatológicos comunes para el Caribe; los que vivimos en zonas tropicales estamos habituados a ellos y sabemos cómo actuar ante su peligro latente, la mayoría de nosotros ha presenciado al menos uno de estos fenómenos. ¿Pero qué ocurre actualmente? escuchamos en distintos medios que su intensidad está aumentando, ¿realmente esto está sucediendo y a qué se debe? ¿Podemos hacer algo al respecto?
En las últimas décadas se ha observado que huracanes de mayor intensidad han azotado el trópico de diversos países, lo que ha llevado a la comunidad científica a realizar diversos estudios al respecto. Los estudios realizados en la Universidad de Florida sobre los huracanes del trópico del Atlántico, Índico y Pacífico en los últimos 25 años, comprueban que su intensidad ha ido aumentando, la velocidad de los vientos es cada vez más fuerte y esto se relaciona a las elevadas temperaturas del mar. A mayor temperatura del agua, mayor velocidad de los vientos huracanados.
Para ser más precisos, los análisis demuestran que hay una tendencia al alza en las velocidades de viento máximas en los ciclones más fuertes que se originan en los mares tropicales, donde la temperatura del agua del mar es más elevada. Este patrón en los ciclones, huracanes o tifones está vinculado directamente a la temperatura, según los investigadores.
A partir de una temperatura del agua del mar de 26 grados centígrados, entre otras características, ya se puede formar un huracán; pues bien, por cada grado que sube la temperatura del agua superficial del mar, aumenta la frecuencia de los huracanes más fuertes en una relación de 13 a 17, lo que viene a ser un aumento del 31%, señala el artículo de Nature.
De acuerdo al artículo antes mencionado, “… el motor de los huracanes es la temperatura del mar: cuánto más aumenta, más rápido gira el huracán dando vueltas sobre sí mismo a velocidades de entre 150 y 240 kilómetros por hora, registros que definen a los huracanes”.
Los investigadores de la Universidad de Florida advierten, que las incertidumbres sobre la formación, frecuencia e intensidad de los huracanes son todavía muy altas. Por lo tanto habrá que seguir investigando, porque además, entre otras cosas en este estudio, no se incluye otros parámetros como el origen, la duración, la proximidad a tierra, las interferencias de la actividad solar. Además, añaden que sería necesario controlar nuevos factores: cambios de temperaturas en la tropósfera y los vientos próximos a tierra, aún así, señalan que su análisis y las tendencias que se observan, tienen un rango de fiabilidad por encima del 90%, lo que hace que sus conclusiones tengan un elevado índice de credibilidad.
Por otro lado, estudios del NCAR en Estados Unidos afirman que la intensidad media de los huracanes, casi se ha duplicado en los últimos 30 años, pero su frecuencia, junto con la frecuencia de tormentas ha disminuido. Esta tendencia se ha observado con mayor claridad en los océanos Atlántico Norte, Pacífico Suroeste e índico; mientras que el Pacífico Norte muestra una tendencia contraria.
En un principio se pensó que el incremento en la fuerza de estos fenómenos se debía a un ciclo natural, sin embargo estos y otros estudios sugieren lo contrario, indicando que es el calentamiento global la causa de esos cambios mencionados. Los nuevos eventos metereológicos tienden a ser más violentos y de mayor extensión, lo que implica energía acumulada mayor y daños mayores en la zona de impacto, ya que nos estamos enfrentando a tormentas de las que no tenemos antecedentes históricos, es necesario recurrir a herramientas de simulación para poder estimar los parámetros de diseño de las estructuras, valiéndose de Modelación Matemática de Costa.
Es importante estar más informados y preparados ante estos fenómenos, y en el caso específico de desarrollo de proyectos costeros, debemos contar con estudios hidrográficos como batimetría y modelos de simulación que nos ayuden a tomar decisiones a corto y mediano plazo, además de evitar grandes pérdidas por la erosión de costa provocada por eventos climatológicos.
“Los problemas globales tienen orígenes locales y soluciones individuales”